La humanidad lleva organizando eventos desde siempre. Las primeras civilizaciones hacían encuentros para llegar a acuerdos o para la guerra. Muchos de estos eventos tenían carácter conmemorativo o fúnebre. Pero no ha sido hasta la edad contemporánea que los eventos se han transformado en una industria por sí misma, capaz de tener diferentes capacidades y nichos.
A partir del siglo XX, viajar dejó de ser una tarea de semanas y pasó a ser algo factible en solo unas pocas horas. Entonces, comenzaron a consolidarse diferentes esquemas de negocio a través de congresos, ferias y eventos de ese estilo. Las exposiciones más populares fueron las universales, donde cada país está representado. Es ahí donde termina surgiendo la industria MICE, que luego tuvo aplicación en cada sector profesional de la sociedad.
¿Por qué se hicieron tan populares los eventos?
El mundo, poco a poco, dejó de ser únicamente de la burguesía, la nobleza y las clases populares y campesinas. Gradualmente, fueron surgiendo sectores profesionales vastos que necesitaban reunirse para poder compartir sus conocimientos y proporcionar información nueva a cada ámbito laboral. En un mundo donde el Internet no existía y la comunicación a distancia era solo epistolar y luego telefónica, los encuentros presenciales se hacían necesarios.
Ante esa necesidad, se consolidó rápidamente una industria en ese entorno. Si médicos, abogados, biólogos e historiadores necesitaban reunirse con cierta periodicidad, entonces lo mejor es que una agencia de viajes se encargara de eso. Y así, el negocio se fue especializando cada vez más.
No todo es negocio
La industria MICE no se enfoca exclusivamente en los sectores económicos, sino también en sociales y políticos. Por ejemplo: desde el siglo XIX son comunes los encuentros de idiomas y personas hablantes de estos, así como los encuentros de representantes de grupos étnicos y tribales.
Sin embargo, todos esos grupos se han consolidado a través de la industria MICE con eventos periódicos y sectorizados. Eso ha hecho que cada vez más se puedan establecer esquemas de paquetes para todas las personas que deseen asistir a ellos. Al final, aunque con intenciones altruistas, siempre habrá beneficiados.
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